Cómo hemos podido leer en otras entradas, la ansiedad es una emoción normal. Es común que todos y cada uno de nosotros la podamos experimentar en algún momento de nuestras vidas. Nos ayuda para poder afrontar desafíos y a la toma de decisiones. El problema surge cuando esta se vuelve crónica, limitando así nuestro día a día.
Estas limitaciones pueden deberse a muchos cambios y síntomas en nuestro organismo, pero la sintomatología en el sistema digestivo, es una de las que aparece con mayor frecuencia. Seguramente hayas podido oír de otras personas o incluso sentirlo cuando estás “nervioso”. En ocasiones no pararías de comer por ansiedad, pero en otras, se te cierra el apetito. Y seguramente te hayas preguntado el “por qué” de estos cambios en tu organismo, en el de otras personas y cómo controlar la ansiedad por comer.
Pues bien, esperamos que después de este artículo, hayas podido entender un poco mejor las razones que provocan este tipo de respuestas en tu organismo y cómo quitar la ansiedad por comer. ¡Vayamos a ello!
La conexión entre la mente y el sistema digestivo en la ansiedad
Antes de poder profundizar en las razones en sí, es importante entender la conexión que existe entre la mente y el sistema digestivo.
La ansiedad, aparte de ser una emoción, es una respuesta de nuestro sistema nervioso ante un estímulo específico. Puede activar distintas respuestas para actuar ante este: Lucha, huida o parálisis. Ante estos tipos de respuesta, nuestro organismo podrá liberar una serie de hormonas como el cortisol, la adrenalina, leptina, grelina… las cuales van a provocar esa sensación de hambre repentina que parece que no cese nunca o la sensación de no necesitar comer.
Para poder entenderlo mejor, me gustaría que pensaras en algo:
Imagínate que hace mucho que no comes y encuentras la oportunidad de llenar tu estómago, pero no sabes cuando podrás volver a comer. De repente, ante esa oportunidad, empieza a aparecer una sensación en tu organismo de hambre, que necesita resolverse.
En este caso, se han puesto en marcha aquellas hormonas encargadas de provocar sensación de hambre, lo cual es normal y natural. El resultado final es, que cuando das respuesta a esa necesidad, la sensación de hambre debería reducirse para tener sensación de saciedad. Pero cuando convives con ansiedad, en muchas ocasiones este “regulador” falla y la sensación de hambre parece que no vaya a desaparecer nunca.
Por otro lado, imagínate que estás en la calle y de repente ves de lejos un perro que se acerca a ti con cara de “pocos amigos”. En ese momento tenías mucha hambre, e ibas a comprarte algo para picar, pero en ese momento, ¿crees que la sensación de hambre seguirá permaneciendo presente? ¿O tener hambre en ese momento “no sirve de nada”?
La ansiedad, funciona de un modo similar a estas dos situaciones. Según el estímulo y nuestra situación personal, en ocasiones la respuesta de nuestro organismo no es funcional, generando patrones que afectan a nuestra calidad de vida y salud.
Causas de la ansiedad por comer
Búsqueda de confort
La ansiedad hace que busquemos alimentos ricos en azúcar o carbohidratos para aliviarla, creando un patrón que asocia la comida con el bienestar. Este hábito puede resultar perjudicial a largo plazo.
Aumento del metabolismo
Este aumento genera una mayor secreción de hormonas y mayor trabajo de nuestro organismo. Este mayor desgaste provoca que necesitemos más energía que aprovecharemos de la alimentación.
Alimentación como distractor
En ocasiones, las personas utilizan la alimentación como un modo de distraerse. El acto de comer y la breve sensación de alivio que genera, puede llevar a desviar la atención de los pensamientos ansiosos.
Causas de no tener hambre por ansiedad
Tensión
La ansiedad puede generar una gran tensión a nivel muscular. También en el sistema digestivo, tensando los músculos del estómago y dificultando la digestión. Provocando en muchas ocasiones esa sensación de “nudo en el estómago”.
Mareos y vértigos
Mareos y vértigos. Estos síntomas generan un gran malestar a la persona, debido a que los asocia de forma negativa, reduciendo la sensación de hambre y apetito.
Miedo
En muchas ocasiones, la ansiedad causa un gran miedo a las personas que la padecen, al pensar que algo malo les puede ocurrir. Esto, en ocasiones, cierra el apetito de las personas.
Estos ejemplos son solo algunos de los que nos permiten dar explicación a las causas de la aparición de esta sintomatología a nivel de sistema digestivo. Pero cabe decir que hay muchísimas más. Para poder conocerlas de forma individual, debe realizarse un profundo estudio con profesionales de la nutrición y de la psicología con tal de conocer el perfil de forma detallada.
Tratamiento de la ansiedad por comer
A través de una terapia psicológica con nuestros psicólogos expertos en ansiedad, podemos reconducir las conductas asociadas con la alimentación causadas por los altos niveles de ansiedad, reduciendo la activación del sistema nervioso central y desarrollando nuevas estrategias más saludables para gestionarla.
En conclusión, la relación que existe entre la ansiedad y el sistema digestivo es compleja y única para cada persona. Que aumente o se cierre el apetito, no tiene por qué considerarse algo negativo, se considera negativo cuando este patrón se convierte en constante y recurrente. Lo cual lleva a las personas a repetir patrones conductuales que afectan a la calidad de su vida.
Alex Didoni
Director y psicólogo de Centre Didoni