Alcohol y ansiedad. Por qué el alcohol produce ansiedad y su tratamiento

alcohol y ansiedad

La ansiedad y el consumo de alcohol están relacionados entre sí, haciendo que puedan intensificarse los problemas de dependencia y ansiedad a través de esa relación bidireccional. El consumo de alcohol en muchas ocasiones se relaciona como un medio de acceso rápido para calmar los síntomas de la ansiedad, pero este tipo de uso del alcohol con el tiempo puede hacer que caigamos en el abuso, o más a largo plazo hacer más presentes los síntomas de la ansiedad. A lo largo de este artículo te explicaré este tipo de ciclo de consumo y como se puede trabajar a nivel terapéutico.

Algunos estudios ponen de manifiesto que en España es preocupante el consumo de alcohol y cómo interfiere en la ansiedad. Nos encontramos con que 76% de personas adultas de entre 15 a 64 años han hecho uso de alcohol en el último año. Pero lo curioso es que, el 30% de esos consumidores se sienten más ansiosos. Es un problema grave en una sociedad donde el 58% de los jóvenes beben alcohol de manera habitual.

También es importante señalar que un 45% de los consumidores de alcohol sienten más ansiedad después de beber, llamada como («resaca emocional«). Podemos llegar a la conclusión que el alcohol no es esa medicina relajante ante la ansiedad, sino que puede hacer que los síntomas de la ansiedad sean más recurrentes. El 40 % de las personas que consumen alcohol como medicina para la ansiedad termina dependiendo del alcohol.

El alcohol como mecanismo de afrontamiento

Son muchas las personas que consumen alcohol como recurso para aliviar las sensaciones generadas por la ansiedad, ya que el alcohol tiene efectos sedantes y puede hacernos sentir temporalmente como más relajados. Esto se podría dar en eventos sociales, donde el consumo de alcohol puede hacer que nos metamos en el papel de una persona sin miedo a que la juzguen, a sentirnos menos tensionados y a relacionarnos de una manera más espontánea.

Este papel dura poco y es muy superficial, ya que, a nivel fisiológico, el alcohol actúa como un depresor del sistema nervioso central, disminuyendo la actividad cerebral y reduciendo el movimiento de las neuronas. Y esto puede parecer positivo en el momento, pero solo será por un tiempo.

A medida que vayamos usando el alcohol como herramienta de afrontamiento puede llevarnos a otros terrenos más peligrosos, como puede ser la dependencia psicológica y física. Nuestro cerebro se acaba adaptando a la presencia de alcohol en nuestro organismo, creando una tolerancia y, por lo tanto, cada vez necesitaremos consumir más para conseguir los mismos efectos.

Cómo el alcohol agrava la ansiedad

Al inicio el alcohol puede reducir la ansiedad, pero su uso continuado tiene el efecto contrario. El consumo en exceso y prolongado puede hacer que los neurotransmisores encargados de la regulación emocional se desregulen. Entre ellos, la serotonina (“hormona de la felicidad”), que al ser interrumpida, el cerebro se vuelve más vulnerable a experimentar ansiedad.

A lo largo del proceso de metabolización, el alcohol también puede provocar efectos de «rebote«, es decir, un incremento en la excitabilidad cerebral que surge después de que el efecto inicial de sedación se extingue. Este fenómeno usualmente ocurre el día después de haber ingerido alcohol, provocando síntomas como sudoración, palpitaciones, ansiedad intensa y un «malestar» emocional que puede ser malinterpretado como una necesidad de consumir más alcohol.

Esta etapa, a menudo denominada «resaca emocional«, alimenta el ciclo de abuso. Además, el consumo excesivo de alcohol puede perturbar el sueño, lo que intensifica aún más los signos de ansiedad. La falta de descanso y sueño fragmentado disminuye la habilidad del cerebro para manejar el estrés y controlar las emociones, incrementando de esta manera la susceptibilidad a la ansiedad. Este efecto se intensifica con el paso del tiempo y, frecuentemente, el individuo que recurre al alcohol para mejorar su bienestar no es consciente de a donde le puede llevar este consumo.

El ciclo ansiedad-alcohol

El ciclo de ansiedad-alcohol se inicia cuando la persona recurre al alcohol para rebajar los síntomas de la ansiedad en su primera experiencia con la ansiedad. A pesar de que el consumo esporádico puede ofrecer un alivio momentáneo, con el paso del tiempo, el uso reiterado fortalece la conducta de consumir como reacción automática al estrés o a los síntomas de ansiedad. Este ciclo se perpetúa, dado que los impactos a largo plazo del alcohol intensifican los síntomas de ansiedad, lo que provoca el incremento del consumo para tratar de mejorar el malestar que va en aumento.

Este ciclo se vuelve especialmente complicado de parar, debido a las alteraciones neurobiológicas que ocasiona el alcohol en el cerebro. El sistema de recompensa se desregula, además, la ansiedad que surge durante la abstinencia puede ser tan intensa que refuerza el deseo de beber, creando una dependencia tanto psicológica como física.

ansiedad resaca

Tratamiento

Tratar de romper esta relación tóxica entre alcohol y ansiedad es fundamental para que la persona pueda salir de este círculo vicioso en el que se encuentra. Es importante que la persona desarrolle habilidades de afrontamiento ante la ansiedad, sin necesidad de recurrir al consumo de alcohol. Uno de los tratamientos más efectivos es la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), tanto para dejar el consumo, como para gestionar la ansiedad.

Es de gran importancia el reconocer que esta forma de funcionar ante la ansiedad puede acarrear problemas a la calidad de vida de la persona e incluso a su entorno más cercano. Por estos motivos, es de gran relevancia la petición de ayuda de las personas que se encuentran en esta relación tóxica entre la ansiedad y el alcohol. Tener un tratamiento personalizado es importante para poder romper con este círculo vicioso que limita el día a día de quien lo vive, ayudando a alcanzar una vida más saludable y controlada en este sentido. La prevención es crucial para que las personas puedan tomar conciencia de cómo funciona esta relación entre emociones y consumo de alcohol.

Si necesitas ayuda o sabes de alguien que la necesita para romper el círculo de ansiedad-alcohol, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Un psicólogo/a especialista en el tratamiento de las adicciones relacionadas con la ansiedad puede ayudarte en tu proceso para superar la ansiedad.

Espero que este artículo te haya sido de utilidad para comprender el círculo vicioso entre la ansiedad y el alcohol, pudiendo tomar las medidas oportunas para superar la ansiedad. Si tienes cualquier duda sobre ello, puedes escribir un comentario o ponerte en contacto con nosotros. ¡Un abrazo! 🙂

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José Miguel García

Psicólogo de Centre Didoni

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