Desmayos por ansiedad. Qué son y cómo gestionarlos

desmayo por ansiedad

¿Cuántas veces has podido llegar a pensar que te ibas a desmayar? En un momento de ansiedad, empiezas a sentir debilidad en las piernas, aparece sudor frío… y tu mente, lo primero que te dice es: ¡Cógete a algo que te vas a caer!

Los desmayos pueden ser aterradores, sobre todo si no sabes qué los está causando. Si sufres de ansiedad, es posible que experimentes desmayos por ansiedad como respuesta a tu ansiedad.

Ahora bien, cabe decir que los desmayos en la ansiedad no suelen ser habituales. Aunque tu mente constantemente te diga que te vas a desmayar, en pocas ocasiones suele ocurrir.

En este artículo, te explicaré qué son los desmayos por ansiedad, por qué ocurren y qué puedes hacer para prevenirlos y manejarlos.

¿Qué es un desmayo por ansiedad?

Un desmayo, o también conocido como síncope, es una pérdida temporal de la conciencia que ocurre cuando el cerebro no recibe suficiente sangre y oxígeno. Cuando la ansiedad es muy intensa, el cuerpo puede reaccionar de manera exagerada y desencadenar un desmayo por ansiedad como mecanismo de defensa.

Aunque no todas las personas que sufren ansiedad experimentan desmayos, es posible que en situaciones de pánico extremo, fobias (sangre, agujas…) o estrés agudo, se produzca una caída brusca de la presión arterial o frecuencia cardíaca, lo que puede llevar al desmayo.

Síntomas previos a un desmayo por ansiedad

En una gran mayoría de situaciones, antes del desmayo aparece sintomatología y señales. Debes ser capaz de tomar conciencia de ella y detectarla para poder prevenir lo que tanto llegas a temer, el desmayo. Estos son algunos de los síntomas y señales a los que podrías prestar atención:

Mareos o sensación de vértigo

Visión borrosa o sensación de ver "en túnel"

Sensación de debilidad en las piernas

Hormigueo en las manos, pies o rostro

Como he dicho antes, ser capaz de reconocer los síntomas puede ayudarte a actuar antes de que ocurra un desmayo.

¿Por qué la ansiedad provoca desmayos?

Cuando te enfrentas a una situación de estrés o ansiedad intensa, el cuerpo activa una respuesta conocida como lucha o huida. Esta respuesta afecta a nuestro sistema nervioso y a la circulación sanguínea. Algunas de las razones por las que podemos desmayarnos debido a la ansiedad incluyen:

Respuesta vaso-vagal

Esta respuesta va muy vinculada a un nervio, conocido como nervio vago. La ansiedad puede activar una respuesta exagerada de este, el cual se encarga de controlar la presión arterial, el ritmo cardíaco, entre otros. De este modo, en una situación de estrés, el nervio vago se puede hiperactivar y provocar una caída repentina de la presión arterial y una desaceleración de los latidos del corazón, lo que lleva a la pérdida de conciencia.

En todo momento, es una respuesta que busca protegernos. Si nuestro organismo está demasiado activado, el sistema nervioso provocará una bajada brusca para buscar el equilibrio y que no nos mantengamos en niveles de activación tan intensos, ya que estos, a lo largo del tiempo, pueden suponer problemas de salud.

Hiperventilación

Cuando estás ansioso, es común que comiences a respirar más rápido de lo normal. Esta respiración rápida, o hiperventilación, reduce los niveles de dióxido de carbono en la sangre, provocando una constricción de los vasos sanguíneos y como consecuencia puede causar mareos y eventualmente llevar a un desmayo. Previamente a ello, normalmente puede aparecer adormecimiento u hormigueo de extremidades, conocidas como parestesias por ansiedad. Otra señal más a tener en cuenta.

Fobia o pánico extremo

En personas que sufren de fobias o ataques de pánico severos, el miedo extremo puede desencadenar una respuesta corporal intensa que puede culminar en un desmayo a causa de una hiperactivación del vaso-vagal, conocido como síncope vasovagal.

desmayos por ansiedad

¿Cómo prevenir los desmayos por ansiedad?

Técnica de la tensión aplicada

Si sabemos que el desmayo se produce debido a una caída repentina de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, debemos prevenir que esto suceda. Por lo tanto, una vez tomes conciencia de la sintomatología que hemos comentado en el punto “Síntomas previos a un desmayo por ansiedad”, tensar y relajar ciertos músculos: piernas, glúteos, ayudará a aumentar la presión arterial y mantener el flujo sanguíneo al cerebro. Debes quedarte sentado o de pie y apretar los músculos durante unos 10-15 segundos. Después, relaja por unos segundos y repite varias veces, hasta que sientas que la sensación de desmayo desaparece.

Controla tu respiración

La respiración profunda y controlada (respiración cuadrada o respiración de Jacobson) son una herramienta muy útil para prevenir la hiperventilación. Practicar técnicas de respiración antes de ir a dormir para adquirir el hábito nos ayudará a poder rebajar la sintomatología ansiosa en momentos concretos. Es importante practicar las respiraciones en momentos de tranquilidad (antes de ir a dormir), para que cuando recurramos en momentos críticos a la respiración, nos ayude a disminuir la sintomatología en lugar de acentuarla.

Técnica olfativa

La técnica olfativa utiliza aromas intensos o agradables para ayudar a calmar una respuesta de ansiedad y prevenir un desmayo. Puedes llevar contigo un frasco pequeño con aceites esenciales como lavanda, menta o eucalipto, que son conocidos por tener propiedades relajantes y estimulantes. Cuando sientas que los síntomas del desmayo están apareciendo (mareos, respiración rápida, sudoración), huele uno de estos aceites o utiliza una toalla impregnada con el aroma. El estímulo olfativo puede interrumpir el ciclo de pánico y ayudarte a mantenerte consciente.

Técnica del hielo

La técnica del hielo es una herramienta poderosa para detener una reacción de ansiedad antes de que se intensifique. Cuando sientas que estás a punto de desmayarte, puedes aplicar hielo (o algo muy frío) en la parte posterior de tu cuello. El frío intenso estimula el nervio vago, ayudando a estabilizar la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Este choque físico también puede desviar la atención del ciclo de pensamientos ansiosos, ayudando a volver al presente.
Esta técnica es fácil de implementar y puede ser muy efectiva cuando sentimos que la ansiedad está fuera de control.

Hay veces en que no hemos de hacer nada

Cuando padecemos ansiedad, los mensajes de nuestra cabeza, no suelen ser agradables. Por lo tanto, aunque nos diga que vamos a desmayarnos, no siempre tiene que ser cierto. Es por ello, que en ocasiones, también es importante demostrarnos que nuestra cabeza nos engaña y nos hace pasar malas pasadas. Es importante que esta técnica se haga siempre con un acompañamiento psicológico planteando una estrategia adecuada.

¿Qué hacer si te desmayas?

Si a pesar de aplicar las técnicas mencionadas te desmayas, es importante que sepas qué hacer después:

1. Recupérate lentamente

Al despertar, quédate acostado por unos minutos y luego siéntate lentamente. No te levantes de inmediato, ya que podrías de nuevo sentir el mareo previo al desmayo.

2. ¿Te sucede de forma habitual?

Si la frecuencia de los desmayos es elevada, busca consultar con un médico para poder realizar las pruebas pertinentes y un buen diagnóstico.

3. Acude a terapia psicológica

Es importante valorar si los desmayos se asocian a la ansiedad. En caso de ser así, acudir a un psicólogo especialista en ansiedad puede ser tu solución. De esta forma, trabajar sobre los miedos que estos generan y sobre la búsqueda de recuperar el control.

Padecer desmayos por ansiedad puede ser una experiencia angustiante, pero es importante recordar que no estás solo y que existen formas de manejarlo. Con un tratamiento para los desmayos por ansiedad con un psicólogo/a especialista en su tratamiento, podrás obtener apoyo y aprendizaje de técnicas para controlar el estrés para reducir el riesgo de desmayos y llevar una vida más tranquila y equilibrada.

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Espero que este artículo te haya servido de utilidad. Si conoces alguna persona que está padeciendo desmayos por ansiedad, compártele este artículo para que pueda obtener más información sobre ellos y su tratamiento 🙂

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Anaïs Giraut

Psicóloga de Centre Didoni

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